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Entrevista a Javier Lavernia, CEO de Tecnovelero, startup especializada en movilidad con hidrógeno

¿Qué significa exactamente el concepto “Blue mobility” que defiende Tecnovelero?

“The Blue Mobility” es el 50% de Tecnovelero, el departamento de Movilidad. Poder conceptualizar antes de desarrollar es clave en nuestros días. TBM unifica como creemos es y será la futura movilidad que utilizaremos por nuestras calles y carreteras: vehículos seguros, sostenibles y conectados capaces de adaptarse a las necesidades de los usuarios, vehículos que defiendan valores más allá de la industrialización sin tener en cuenta su impacto. Imaginar como las nuevas generaciones se desplazarán es fundamental para desarrollar un producto que cumpla con el mayor número de expectativas de los usuarios, altamente concienciados con dejar algo mejor de lo que recibieron, por eso nuestras principales características son la capacidad analítica, anticipatoria de las necesidades del mercado y usuarios, capacidad de Investigación e Innovación, liderazgo, dirección, gestión de proyectos, procesos e industrialización.

¿Cómo nació la idea de crear Tecnovelero?

La idea nació en el año 2002, cuando estaba trabajando para SRG Global, principal proveedor de Ford. En un viaje al centro técnico de Ford en Dunton, al este de Londres para probar unas piezas de salpicadero en el “Mastermodel” del Focus Mk2, al estar “dentro” del prototipo, mecanizado de una sola pieza en aluminio, pensé que incluso la plataforma del segmento “B” era muy grande para ser un vehículo urbano, en el que posiblemente el 90% del tiempo iba a ser utilizado por un solo usuario. Fue como ver las incontables veces que ves pasar coches solo con el conductor, vehículos infrautilizados o, sobredimensionados. Evidentemente, ya había diseñado vehículos Hibridos/Eléctricos en los años 90, vehículos Concept, pero entonces ya llevaba trabajando bastantes años en automoción, cuando se pensaba que el mejor coche era el más potente, más grande o más caro, entonces, preferí guardar la idea en un cajón y esperar que el mercado demandara argumentos tan actuales como, movilidad sostenible, movilidad eléctrica, vehículos de un tamaño racional a su uso o movilidad compartida. Años después, en el 2018 en otro viaje como proveedor de TRW en Polonia, me di cuenta de que era el momento de madurar aquella idea, ya que creía había un nicho de mercado que los grandes OEM’s europeos no valoraban.

¿En qué consiste el proyecto #VIRANTE_H2SW y qué le hace diferente?

El proyecto H2SW, (Hydrogen Swap) con depósitos intercambiables de 5Kg de peso y 350gr de hidrogeno, hace posible un despliegue real del hidrogeno en la movilidad ligera. Hemos visto durante años que los vehículos eléctricos mas vendidos eran los más caros, (±43.000€ en el 2023) evidenciando que ese usuario buscaba más una imagen de marca, que una concienciación ecológica, básicamente porque son vehículos eléctricos de altísimas prestaciones sobredimensionados y poco racionales. Ahora que vemos que la burbuja del ecosistema eléctrico ha tocado techo y que las ventas de eléctricos no crecen, debido en gran medida al alto coste tecnológico de ser vehículos de “alta tensión” con paquetes de baterías que pueden llegar al 35% del coste total del vehículo y en la mayoría de las veces mueven más de 2 toneladas de peso, nos damos cuenta que el proyecto H2SW es fundamental. El automóvil actual basado en FCEV repite el error de concepto del vehículo eléctrico ya que son coches que funcionan a 700 bar de presión para poder almacenar aproximadamente 5Kg de hidrogeno y así poder tener una autonomía aceptable. Estos coches deben mover casi 1.900kg de peso, de nuevo, vehículos sobredimensionados por su concepción. Este es el verdadero hándicap para la implantación de infraestructuras de recarga, por el altísimo coste de una instalación de suministro a 700bar, que cuesta entre 2,5 y 7 millones de €, que sin demanda real, las EESS difícilmente acometerán.

El sistema H2SW del Virante da solución a la movilidad ligera con 2 depósitos intercambiables a baja presión, que el propio usuario podrá intercambiar en instantes en las EESS. La autonomía estimada es de 400Km, debido al poco peso y configuración motriz del vehículo. En lugar de acometer costosas infraestructuras de recarga a 700bar con difícil amortización, se generará una red de distribución de depósitos de Virante, similar a la actual del propano o butano de uso doméstico, por menos coste que una sola estación de recarga, una solución lógica y eficiente. El sistema H2SW es idóneo para flotas de Carsharing ya que no requiere de puntos de parquin con zona de recarga establecidos y esto da mas flexibilidad de uso. En caso de que un vehículo se quede descargado es mucho más fácil transportar un deposito de 5 Kg que una batería de aproximadamente 50Kg, que además hay que recargar durante 5-6 horas

¿Cuál puede ser el papel del montón de combustible de hidrógeno en el futuro de movilidad sostenible?

En micromobilidad, el formato de Tecnovelero es el sistema mas eficaz, debido a que reduces 1/3 la batería de respaldo, reduces los costes, el peso, aumentas la autonomía y la recarga es instantánea. Para movilidad pesada es una realidad ya que el limitante de espacio por los grandes depósitos no es un problema, y para automóviles la implantación será lenta ya que el coste de estos vehículos a 700Bar de presión oscila entre 65-75.000€, por lo que de nuevo no será accesible al gran público. No creo que haya que pensar en términos absolutos, el futuro de la movilidad pasa inevitablemente por un MIX energético, ya que hay países o continentes que van a diferente ritmo de transición ecológica, incluso dentro de propios países hay ecosistemas concretos y continentes que no se si lograrán este cambio debido a las dificultades que acompaña.

¿Cuáles son los principales retos de crear una startup como Tecnovelero?

Normalmente el termino startup se adapta a empresas emergentes con alto crecimiento en poco tiempo, de sectores digitales, SaaS, IoT, ect. En nuestro caso al ser una “Industrial-Startup” con finalidad productiva, los tiempos y costes son diferentes. Nuestro prototipo ha costado 35.000h de desarrollo y más de 300.000€ de coste, pero a cambio los sectores industriales son notablemente más estables, generan más puestos de trabajo entre directos e indirectos (proveedores, industrialización, logística, ventas, ect..) y nuestros planes estratégicos son de entre cinco y diez años con crecimientos orgánicos, pudiendo multiplicar el valor no solo mercantil sino social, en materia de reducción de emisiones o abatimiento de Co2. Estamos en un mercado gobernado por diferentes clúster, por lo que es más difícil destacar y se requiere de una cadena de valor.

Con tu experiencia en el mundo de la emprendeduría, ¿qué consejos les darías a los investigadores e investigadoras que estén pensando en sacar adelante un proyecto emprendedor de perfil tecnológico? Independientemente de la complejidad del proyecto, no comenzar solo, intentar tener todo planificado desde el inicio, ya que aparecerán muchas incertidumbres y problemas a solventar, intentar tener plan A,B y C, saber gestionar algunas veces la frustración e intentar acertar con la gente que realmente te puede ayudar, que puede ser un ratio de 1:100.

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